Yin yoga

Esta formación nace de más de una década de experiencia tanto en la enseñanza de Yin Yoga como en el estudio y trabajo sobre el sistema nervioso, el trauma y la terapia somática para liberar, abrir, transformar y generar seguridad.

Yin Yoga es la práctica de las sensaciones, la quietud, la relajación, la atención y la sutileza. Una práctica en la que el poder y la atención regresan 100% al cuerpo, donde nada está por encima del lenguaje o las necesidades de nuestro cuerpo. Ni las posturas, ni las indicaciones, ni las expectativas.

En Yin Yoga, la manera en que dialogamos con el cuerpo empieza por la aceptación. Aceptamos dónde está nuestro cuerpo en cada momento. Aceptamos cómo nos sentimos, sin resistir, juzgar o forzar. La aceptación es la medicina de la resistencia. El principio para estar presentes, el principio de la relajación. Cualquier cosa, antes de ser transformada, tiene que ser aceptada.

Esto puede ser algo simple y fácil de entender, pero estar presentes, aceptar y relajarse tiene un profundo impacto biológico que nos ayuda a crear seguridad interna.

Otro de los principios de la práctica de Yin Yoga es el de la contención. Sostenemos las posturas y, por ende, la sensación de manera pasiva y por períodos de tiempo prolongados. Tiempo que nos permite ubicarnos, acceder a memorias somáticas, escuchar y recibir información, abrir espacio, liberar tensión y restablecer el flujo energético. El tiempo que pasamos en la postura es una manera hermosa de establecer una profunda relación cuerpo-mente.

Poco a poco, esta práctica nos regala la capacidad de sostener la incomodidad. Las sensaciones, ya sean físicas o emocionales, se disuelven dando paso al silencio y a cuerpos más sutiles como el cuerpo energético. El proceso de relajarse ante lo incómodo hasta el punto de disolverlo, desde mi punto de vista, es una práctica mucho más profunda que trasciende el mat, una práctica de encuerpamiento donde aprendemos a crear seguridad y a transformar energía emocional en energía vital o potencial.